La liebre y el zorro de papel
La liebre sentada en el estante
de la biblioteca me miraba con curiosidad. Era una liebre de papel celeste que
yo había aprendido a hacer la tarde anterior. Yo leía la fábula de Esopo "
La liebre y la Tortuga ”
buscando inspiración y para conocer la idiosincrasia del animalito. De pronto
la vida se convirtió en papel, todo fue frágil y multicolor. La liebre pegó un
gran salto y comiendo una zanahoria, me dijo" ¿Cómo te llamas? -
"Zorro plateado de las pampas, y vos?”
- Yo soy liebre Veloz y me gusta mucho el papel plateado con el que te
hicieron.- -Bueno, bueno, no es para tanto. Ya se que soy hermoso y este papel
es difícil de conseguir, sin embargo Sol me construyo así y estoy muy contento
de tener este color.- "A mi me gustan mis pelos y mi color pardo.- dijo la
liebre. Al zorro plateado un raro instinto le recorrió la columna vertebral.
Sin pensarlo abrió la boca e intentó capturar a la liebre con su boca. La liebre acostumbrada por miles de años a ser devorada había aprendido a correr y
pegando un salto descomunal empezó a dar vueltas por el living. Subía y bajaba
por las sillas, se colgó de la araña de caireles e intento esconderse debajo de
la mesa. El zorro a perseguía pero como era mas grande. Se golpeaba en los muebles,
en las paredes y en las puertas. Poco a poco el hermoso papel plateado se llenó
de abolladuras y perdió su forma. Ya no fue mas el zorro plateado de las
pampas, ahora era algo parecido a una pelotita plateada para el árbol de
Navidad. La liebre se subió de nuevo a la estantería de la biblioteca, tiro la
zanahoria que no había soltado en toda su carrera y secándose el sudor murmuró
" No siempre ganan los más fuertes, a veces lo hacen los más hábiles"
Raquel Saporiti
Nuestras liebres armadas a partir de la base molino, un modelo popular y clásico
19/9
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